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El auditorio de la Casa de la Juventud ha acogido este lunes la despedida de los niños saharahuis que nos han visitado este verano. En concreto han venidos desde el Sahara diez pequeños de entre 9 y 13 años, más los que viven de forma permanente en Carmona, que han disfrutado de este proyecto gracias a la Asociación Carysa, Carmona y Sahara, cuyo presidente es Manuel Narváez, que colabora con el programa ‘Vacaciones en paz’.
En la tradicional fiesta de despedida de estos niños saharauis estuvo presente el alcalde de Carmona, Juan Ávila, junto a varios miembros de la corporación municipal. El mandatario carmonense quiso despedirse de los niños y, a su vez, felicitar en nombre del Ayuntamiento y en el suyo propio la inestimable labor de las familias de acogida, asociaciones y entidades colaboradoras que, año tras año, trabajan para hacer posible la venida de los niños.
Durante el acto no faltó de nada: desde regalos para todos los niños hasta un pequeño refrigerio. Los chavales hicieron lo propio y, además de agradecer todos los gestos para con ellos, realizaron la coreografía de un baile. Por su parte Carysa entregó varias placas de agradecimiento a los colaboradores e hizo mención especial a Antonio Quintana y su esposa Rosario, quienes tienen en acogida desde hace cuatro años a un niño enfermo de corazón; afortunadamente, este año ha sido operado satisfactoriamente y continúa con su recuperación.
Desde que comenzaron a llegar a Carmona a principios de verano, y tras los pertinentes y satisfactorios reconocimientos médicos, los pequeños han realizado actividades de grupo, entre las que destacan las de carácter acuático, y otras individuales junto a sus familias de acogida. Casi dos meses que seguro les han sabido a poco.
Durante este tiempo Carysa ha recibido la colaboración habitual del Ayuntamiento de Carmona, peñas, asociaciones, grupos políticos y diversas entidades locales.
Carysa y las familias de acogida ya cuentan los días para la llegada del próximo verano y preparan con ilusión nuevas actividades que les permitan recaudar fondos para hacer frente a los múltiples gastos y así hacer posible la venida en 2012 de los niños saharauis, algo que cada vez es más complicado a causa de los tiempos que corren. “La solidaridad también es una víctima de la crisis”, ha aseverado Manuel Narváez, presidente de Carysa.
